27 noviembre 2010

El otoño se nos va.















Aquí presento algunas fotos de nuestro campo zarceño en este otoño que no ha sido muy pródigo en colores. A las plantas les faltó agua al final de la primavera y durante el verano, de modo que las hojas han perdido parte de su lozanía. Después con las últimas lluvias y el viento se han desprendido prematuramente, antes de madurar, así que a los colores le falta el vigor de otros otoños. Solo parece haberse beneficiado el maraojo que luce su verde más esplendoroso, el que confiere al paisaje, más bien árido, un aspecto de tierra fértil .La parte positiva es que las ovejas celebrarán un buen banquete con este maraojo que quedará trasquilado para cubrirse de blanco con las heladas. Félix.

01 noviembre 2010

Recordando a mi primo Adolfo


“Hoy no es el día de la muerte sino de la vida” (Adolfo Carreto)



Aquí seguimos, querido primo, caminando, unas veces con alforjas llenas, otras vacías, y también sin ellas, ligero de equipaje cuando las circunstancias lo exigen.
Decías que no necesitabas un día para recordar porque cuando se quiere se quiere siempre, y es verdad, pero este día para el recuerdo de los seres queridos que nos dejaron, nos obliga al menos a hacer un alto en el camino, una pausa en este mundo ajetreado que nos toca vivir.
El tiempo no se detiene y hace ya dos años que nos dejaste, pero solo físicamente porque el recuerdo perdurará.

Seguimos caminando unidos por unas convicciones, por las que tanto luchaste para intentar que la justicia llegara allí donde estaba ausente: a los olvidados, a los marginados, a los que no tenían voz. Y a este respecto, querido primo, todo sigue igual; las cosas se repiten, las generaciones pasan y cometen los mismos errores y caen en la trampa tendida por los mercaderes de la política que dirigen los destinos de los demás, cuidándose mucho de proteger los suyos. Qué te voy a contar que tú no sepas, si este camino lo anduviste ya y te posicionaste decididamente del lado del más débil. A veces pienso que de nada sirve predicar, que es perder el tiempo, pero luego caigo en la cuenta que el tiempo mejor perdido es el que le dedicas a los demás, y comprendo mejor el tiempo que le dedicaste desde siempre a las victimas de tantos abusos, porque tu voz llegó a ellos a través de la radio y de la prensa escrita ,o escribiendo más de un libro para denunciar tanto oprobio, tanto desprecio y ,posicionarte a su lado , eso hizo que la justicia, aunque timorata, se acordara de ellos aunqe luego los olvidara de nuevo. Por eso pienso que es una batalla constante, porque las cosas no cambian en el fondo. Tú fuiste fiel a tus convicciones y tu ausencia como la de otros compañeros tuyos de igual ideario, algunos también ausentes, es suplida por otros que piensan igual, y continúan con la misma misión, y esa es mi esperanza; que la justicia tantas veces ausente sea obligada a actuar. Pero no es menos cierto que, paralelamente, los que cometieron tantos abusos, unos ausentes, otros no, también han encontrado sus sustitutos y por eso las cosas en el fondo nunca cambian.

Mal pinta el panorama, querido primo, por esta España que nadie sabe hacia donde va, lo mismo que en tu Venezuela querida, con tanto despotismo.

Tengo entre mis manos tu extraordinario libro:”El pecado de ser pobres” que escribiste hace más de treinta años, y me detengo en un párrafo donde aludes al lamento prolongado de Job que el relato bíblico describe así:


¿Por qué el Todopoderoso no se entera de lo que sucede y sus fieles no comprueban su justicia? Los malvados cambian los linderos, roban el rebaño y su pastor. Se roban el burro de los huérfanos, toman en prenda el buey de la viuda. Se arranca al huérfano del pecho materno, se toma en prenda el hijo del pobre. Los mendigos tienen que apartarse del camino, todos los pobres del país han de esconderse .Como los burros salvajes en el desierto, salen a buscar su alimento porque, trabajando todo el día, no tienen para sus hijos .Salen de noche a segar el campo y a vendimiar la viña del malvado.Pasan la noche desnudos, sin tener qué ponerse, sin un abrigo contra el frío. Están empapados por la lluvia de las montañas, sin tener donde guarecerse se sujetan a las rocas. Andan desnudos, sin ropa, y sienten hambre mientras llevan las gavillas. Con sed mueven el molino para exprimir el aceite y pisan la uva de los lagares. En la ciudad, gimen los moribundos, y los heridos piden socorro. Pero Dios no atiende a sus súplicas”.
“Este canto desesperado de Job nos muestra la radicalidad absurda de la pobreza. Es la miseria en su forma descarada. Pero como una primera aportación ya podemos sacar algunas conclusiones. Y la primera conclusión es que la miseria tiene una causa. Y que esa causa es la injusticia. La segunda conclusión es que hay dos clases de personas: los míseros y los causantes de la miseria. El relato de Job está planteado en términos totalizantes y en términos concretos. La miseria es un estado provocado. ¿Provocado? ¿Por quien? (…) La causa de la miseria es la explotación. Y quienes sufren esta explotación son: los pastores, los huérfanos, las viudas y los trabajadores en general. La queja de Job es justa: ¿Hasta cuando? ”

Honda reflexión, querido primo. Esto y más cosas están escritas en la biblia desde hace miles de años y tu las desmenuzas para mostrarnos lo que muchos no quieren ver, porque es molesto, porque vivir en la opulencia es la consecuencia de que otros vivan en la pobreza. Cierto es que la ciencia y la tecnología nos permite vivir más años y disfrutar más de la vida, aunque a medio mundo no. Cambian las formas pero no el fondo que es lo importante, porque eso solo cambiará, a mi entender, cuando la mente del ser humano haya cambiado, si es que dentro de unos miles de años ha cambiado, pero soy bastante escéptico.
Digo que las cosas no han cambiado sustancialmente, al menos en el fondo, desde hace miles de años, porque el relato de Job es de actualidad.
Hace miles de años que los griegos inventaron la democracia y nosotros la disfrutamos solo desde hace unos treinta y mira por donde esto se desmorona como en el tiempo de Job. La corrupción en todas su formas nos asedia, desde la costa” Malaya” hasta la gallega. Y solo nos enteramos de una parte. Y aparecen implicados miembros de todas las instituciones del Estado, y la Iglesia no se libra con sus escándalos de pederastia y otros por aquí y por allá. Alguien dirá: es que así es la condición humana. Ya, pero repitiendo el lamento de Job: “¿Por qué el Todopoderoso, en este caso terrenal, no se entera de lo que sucede…?”¿Qué medios pone para que esto no suceda? Y vemos que el lamento de Job, que es el de los curritos sigue vigente. Y los curritos se van al paro por cientos de miles, y Cáritas atiende en un año a un millón de personas desprovistas de todo, y en las puertas de las iglesias los domingos hay mendigos, de los que ya hablabas en este libro hace más de treinta años. Mientras tanto, los banqueros siguen engrosando sus cuentas, y otros siguen organizando monterías de lujo, donde acuden en coches de lujo, para terminar en banquetes de lujo.
Nunca la tecnología permitió crear tanta riqueza y almacenar tantos miles de millones en tan pocos años ¿Donde ha ido ese dinero? ¿Quien lo retiene para que ahora nos digan que hay que apretarse el cinturón por no decir que toca pasar hambre? ¿Por qué? Y termino repitiendo tu interrogante: ¿Hasta cuando?
Qué te voy a contar que tú no sepas, querido primo, si este camino ya lo anduviste tú, y conoces de sobra cada recodo, y cada cuesta, y cada llano.
Así vamos caminando, querido Adolfo del alma, y así te recuerdo yo en este día. Félix