06 septiembre 2016

ovejita zarceña



El azar tiene estas cosas: Salí al campo y tú, Ovejita Zarceña, saliste al encuentro. Me extrañó que anduvieras sola, aunque tú puedes decir lo mismo de mí. Mejor andar solo que mal acompañado, ¿no te parece?, pero pertenecemos al rebaño: tú al tuyo y yo al mío. No pasa nada, lo importante es no comulgar con él y, andar solos como tú y yo ahora es una solución.
Te pedí que posaras para mí y te lo agradezco, pues  has quedado pensativa, soñolienta, distinguida, un punto altiva, no hay que amilanarse nunca, en eso tienes razón, eso es lo peor, bien lo sabes tú,  has quedado elegante en medio de esas pajas que estarás hasta el moño de roer esperando que lleguen las lluvias del otoño para que reverdezca el suelo. Yo también lo espero, aunque sé que después llegará el invierno y tú y yo andaremos buscando caminos saneados, sin fango, lo que cuesta, madre mía, encontrar un sendero adecentado en la procura  de  ese alimento diario sin tener que mendigar un bocado, bien lo sabes Ovejita Zarceña que has posado gratis para mí.
Yo sé, como tú, que después vendrá la primavera, pero ya no son como las de antes, el cielo anda alterado, a contrapié, y el rebaño sigue este paso cojitranco sin preguntarse si eso es normal, o si le conviene, el rebaño no piensa, obedece, y no te enfades por lo del rebaño porque reconocerás conmigo que cuando os dan el pienso acudís todas berreando, a empujones, quien no llora no mama, ya lo sé, pero no son maneras, aunque tú me demuestras que al andar sola, como yo aquí y ahora, has optado por no alienarte con el pensamiento único, con el berreo único, con el manoseo único, indecente carnero que las quiere todas a precio de saldo, y oponerse es quedar marginada, la libertad tiene ese precio, bien lo sabemos.   
No voy a insistir más en eso, que aquí nos hemos encontrado para vivir y disfrutar del ahora, con este sol y esta brisa y, hablar de las fiestas zarceñas es obligado.
Te diré que las fiestas de San Lorenzo han discurrido con mucha alegría y en  paz, no se necesita más, porque ahí está lo esencial. A falta de dinero, como sabes, por ser pequeña aldea la nuestra, cada cual puso su saber y talento, el primero Javi Recio, el  alcalde, como buen corredor de maratones que es, y todo salió bordado: hubo disfraces de las Peñas, pasacalles con el “Chupaligas” y su trompeta, a sus noventa años, un prodigio, quien lo diría, “Encuentros Musicales” en la iglesia, yo toqué la guitarra, otros también, y el clarinete, después el coro, recitaron poesía, después teatro en la carpa,  la cultura es lo queda del pueblo que llevamos dentro tú y yo; tú porque das leche y lana también eres la materia prima de este pueblo, aunque lo jugoso de tu leche y tu lana se lo lleven mercaderes foráneos, lo sabes como yo, sin alma campestre, gente que no sufren las inclemencias del tiempo, son los jefecillos  de tres al cuarto del chiringuito del  rebaño, pero jefecillos al cabo, de manos lechosas de tanto ordeñar lo ordeñado, ¿lo pillas?, pero yo te agradezco que hayas posado galantemente para mí.
¡Ah!, me olvidaba de la “Carrera Vicente” que cerró las fiestas. Por aquí pasaron, los corredores, por este camino, y los verías pasar sudando, sí, esos que llevaban  la gorra puesta y un número medio descolgado,  eso es, los viste bien, más flacos que gordos, que es el santo y seña del esfuerzo físico para triunfar en la meta, otros que se salen del rebaño como tú y yo, y hay más, claro está, pero no hay que dejarse engañar por las apariencias, pues no es oro  todo lo que reluce, ¿lo pillas?

El otro día, en esta finca, ahí, a la derecha, junto a unas escobas, apareció un cráneo de oveja, desgastado, cansado de rodar, quien sabe cuantos años, le di un puntapié, reminiscencias de la infancia, ¿no crees?, cuando a falta de balón pateaba los botes que rodaban por las calles, luego me arrepentí del gesto, aunque pensándolo bien, no era más que un hueso rebañado en su dia por los buitres, alguna oveja  que se llevó la vejez , tras la muerte tanto da, los buitres rebañarían lo sustancial, después de todo, morir de muerte natural en su hábitat natural, es una suerte, a eso aspiro, lo mismo da ser enterrado que rebañado por los buitres, puestos a elegir,  yo prefiero  la incineración, es menos pomposo, y más económico, que bien sabes o si no te lo digo yo, que hay un negocio feroz y sibilino  entorno a la muerte, sí, buitres por doquier de vuelo bajo, de cloacas estatales a veces, de falsa garra aterciopelada siempre, andan merodeando para llevar a su rebaño el cadáver,  siento hablar así de crudo pero no hay otras palabras para definir tal empresa, al menos vosotras, Ovejita Zarceña, veis los buitres venir, y no atacan a las vivas, solo se disputan la carroña abandonada que pide reciclarse, eso es natural, y en eso vuestro rebaño lleva ventaja sobre el mío donde los buitres a poco que te descuides te despellejan en vida, ¿lo pillas? O sea que además de huir del rebaño, si puedes, tienes que hacerlo  también de los buitres que están camuflados, al acecho, en todos los estamentos, establos le va mejor, tienes razón, por donde campa el rebaño rebañado lo sustancioso por ellos ,lambuceado diría aquel, con levita o sin ella, con puñetas o sin ellas, con sombrero de copa o sin él, con traje de Armani o sin él, siempre hay un buitre abanderado haciendo patria, amparándose en la ley hecha a medida, listos somos, se dicen, la cárcel  para los otros, “fondos buitre” que es otra  variante urbana, con carta de ley, no te lo pierdas, acechan a la puerta de casa para quedarse con ella a poco que hinques la rodilla, aquí estáis a salvo de ellos, por ahora, Ovejita Zarceña, como ves nada es de fiar, y menos en la ciudad, por eso agradezco al destino que nos haya reunido aquí donde reina la paz, donde los buitres vuelan sin amenazar…,  curiosa rima que  brotó , ¿flor de azahar? Musa que me llevas a tu redil.

Me he ido de largo con esta parrafada sobre los buitres, pero bueno es estar advertido,  el saber no ocupa lugar, mi Ovejita, estar al loro es primordial que,  persona prevenida, vale por dos.
En otra ocasión hablaremos del lobo que también se las trae, y anda por aquí con el colmillo afilado,  bien lo sabes, y en mi rebaño vestido de cordero, pero ahora debo dejarte  porque el calor aprieta y la perrita Mona me espera impaciente, con la legua fuera,  mírala que guapa, es inofensiva, no temas.
Permíteme que te de un abrazo, no te estremezcas, te entiendo, esto pasa cuando han sido más los sopapos que las caricias,  ahora estamos solos y nadie nos ve, porque no faltaría quien dijera: “Una persona abrazando a un animal, a una oveja pordiosera, mal anda ese paisano ”, pero bien sabes que dirían lo mismo si estuviera pegándote palos, la gente es así, el rebaño ovejita, el rebaño, hagas lo que hagas te señalarán, la envidia, que si fuera tiña…bien lo sabemos tú y yo, Ovejita Zarceña que has posado generosamente para mí.